En el año 2011 asumí el cargo de Gerente General en Mandomedio Perú, un reto que no solo fue profesional, sino también coyuntural: era una época en la que pocas empresas tenían a mujeres en cargos de liderazgo.
Para la compañía, no fue una decisión difícil: teniendo como ejes principales los procesos y la administración de Recursos Humanos, era fundamental que en nuestra empresa prevalezca la experiencia y las capacidades, por encima del género.
Se trata de una práctica que resulta fundamental en estos tiempos para las empresas peruanas: la adopción de políticas institucionales que incluyan la equidad de género, fortaleciendo principios y valores corporativos que los líderes deben incorporar y, a la vez, concientizar a sus equipos de trabajo.
Los beneficios que conseguirán son un buen clima laboral y el incremento del sentido de pertenencia de sus colaboradores; así como el reconocimiento de su entorno, reforzando su marca empleadora.
En ese sentido, consideramos que existe un avance en el reconocimiento de los derechos laborales y sociales de las mujeres, que alcanzan roles de liderazgo ocupados antes por varones. Sin embargo, este importante aumento de la participación de mujeres en el ámbito laboral no reduce la aún enorme brecha que existe para lograr la equidad de género.
Este es uno de los grandes pendientes que debe ser atendidos con prioridad, junto con los prejuicios existentes sobre las desventajas físicas de las mujeres, que limitan su campo laboral.
Después de 8 años en este cargo, hoy veo un escenario más positivo para nosotras, con un mercado laboral que valora aspectos como las competencias desarrolladas de acuerdo al perfil requerido.
Desde nuestra labor como buscadores de talento, nos da mucho entusiasmo notar que las empresas valoran características como la calidez, el nivel de organización, la capacidad de realizar varias tareas al mismo tiempo, el liderazgo de carácter participativo, entre otras.
Somos conscientes de que aún tenemos mucho camino por recorrer para lograr este cambio cultural y es una buena iniciativa que las empresas den el ejemplo, convirtiéndose en un punto de partida para motivar y alcanzar la igualdad laboral.
