Darse el espacio para recibir feedback: una habilidad clave en el trabajo

Cuando se habla de feedback en el trabajo, casi siempre el foco está puesto en cómo darlo bien. Sin embargo, hay una parte igual de importante —y mucho menos trabajada—: cómo nos damos el espacio para recibirlo.

Recibir feedback no siempre es cómodo. Puede incomodar, cuestionar lo que creemos que hacemos bien o enfrentar brechas que preferimos no mirar. Aun así, cuando logramos abrir ese espacio, el feedback se transforma en una de las herramientas más potentes de aprendizaje y desarrollo profesional.

 

¿Qué significa realmente recibir feedback?

Recibir feedback no es aceptar todo sin cuestionar ni estar de acuerdo con cada comentario.
Recibir feedback es escuchar con apertura, comprender la mirada del otro y decidir conscientemente qué hacer con esa información.

Implica detener el impulso de justificarse, defenderse o reaccionar rápido, y darse el tiempo para entender el mensaje completo.

 

Por qué cuesta tanto recibir feedback en el trabajo

No es falta de madurez ni de habilidades blandas. Es humano.

El feedback activa:

  • la sensación de ser evaluados,
  • el miedo a equivocarnos,
  • la preocupación por cómo somos percibidos.

Cuando entramos en modo defensivo, dejamos de escuchar. Y cuando dejamos de escuchar, perdemos la posibilidad de mejorar.

 

Darse el espacio para recibir feedback es una decisión

Nadie recibe feedback “porque sí”.
Darse el espacio es una decisión consciente.

Significa:

  • elegir el momento adecuado para conversar,
  • escuchar sin interrumpir,
  • preguntar antes de explicar o justificar,
  • permitirte procesar lo escuchado antes de responder.

No se trata de reaccionar rápido, sino de entender mejor.

 

Preguntas que ayudan a recibir feedback de forma más efectiva

A veces, una buena pregunta cambia completamente el tono de la conversación.

  • ¿Puedes darme un ejemplo concreto?
  • ¿En qué situaciones lo has observado?
  • ¿Qué impacto tiene esto en el equipo o en los resultados?

Estas preguntas no buscan defenderse, sino clarificar.

 

Recibir feedback también fortalece a los equipos

Cuando una persona se da el espacio para recibir feedback:

  • baja la tensión en las conversaciones,
  • se construye confianza,
  • se habilitan diálogos más honestos,
  • se normaliza el aprendizaje continuo.

Los equipos que funcionan mejor no son los que no cometen errores, sino los que pueden hablar de ellos sin miedo.

 

El feedback se aprende con práctica, no con perfección

Nadie recibe feedback de manera perfecta.
Es una habilidad que se entrena, se ajusta y se mejora con conversaciones reales.

Por eso, trabajar la comunicación, las conversaciones difíciles y el feedback —tanto al darlo como al recibirlo— es clave para líderes y equipos que buscan desarrollarse de forma sostenible.

 

Para cerrar

Darse el espacio para recibir feedback no es una debilidad.
Es una señal de madurez, autoconocimiento y compromiso con el propio desarrollo.

Muchas veces, el mayor aprendizaje no viene de lo que hacemos bien,
sino de lo que estamos dispuestos a escuchar.

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