La vuelta a la normalidad

La vuelta a la normalidad pareciera ser la esperada salida que todos necesitan pero que nadie quiere aceptar por el riesgo de volver a la interacción.

Vuelta a la normalidad. Ahora mismo nos encontramos en fase camaleónica, pasamos de todo un estilo vida de trabajo presencial, a mudarnos al teletrabajo, sin un proceso de adaptación previo, y cuando ya creíamos estar aclimatados a las condiciones actuales que la sociedad requiere, algunos volvemos al trabajo presencial como si nada hubiese pasado. 

La ministra del Trabajo detalló que el regreso se realizará de forma paulatina, con el diseño de un plan que permita que el Estado siga funcionando. “Nosotros tenemos que estar al servicio de las personas”, sostuvo Zaldívar.

Entonces desde el mundo privado, ¿qué posición deberíamos tomar al respecto? En el caso de tener que volver (a pesar que sería una acción riesgosa) según científicos de Harvard, en un estudio publicado recientemente en la revista Science el cual indica que los períodos de cuarentena por coronavirus podrían extenderse hasta 2022.

La nueva normalidad

Lo primero es mirar el hecho que el trabajo presencial demostró su importancia en la dimensión de la productividad para profesiones cuyo oficio no pueden ser ejecutado desde su casa; Por otro lado, los individuos añoran la interacción de “piel” es decir lo que algunos llaman “la conversación de pasillo” o quizás el simple hecho de tomarse un “break” para hablar trivialidades como parte de la cultura de la empresa. 

Pero este problema no sólo radica en la necesidad del ser humano en interactuar, sino que debemos profundizar. Enfoquémonos en los trabajos prácticos, tal como son los oficios tradicionales, de los cuales se necesita de un espacio físico de interacción para llevar acabo su trabajo.

Por ejemplo, un lustrador de botas no te va a lustrará los zapatos de manera online, o el peluquero cortará tu cabello a través de una plataforma virtual, sin duda la reinvención es importante, pero existen oficios que es posible presenten su completa desaparición.

No olvidemos que Chile ha demostrado al mundo ser un país colaborativo en catástrofes, sin embargo, hoy la colaboración se ha visto en desmedro por una situación de “sobrevivencia” ya que en este contexto las empresas se juegan sus cartas para continuar su operación, aumentar las ventas y moverse rápido hacia una cultura digital.

Sin embargo, dicen que la cultura se desayuna a la estrategia por tanto el desafío presente está en llevar a cabo a las personas hacia la estrategia, pero a través de la cultura, es decir hablamos de liderazgo.

Los desafíos que tenemos por delante

Sería normal cuestionarnos el siguiente desafío ¿Cómo podemos desarrollar una cultura digital que nos permita desarrollar seguimiento de las tareas y a la vez permita al colaborador generar un equilibrio entre lo presencial y remoto?, quizás sería más fácil decir ¿Cómo confío en lo que está haciendo la otra persona sino la estoy viendo?

La respuesta siempre ha estado frente a liderazgos internos, recuerdo una frase de John F. Kennedy respecto a esto: “Liderazgo y aprendizaje son indispensables el uno para el otro”. Cuando las cosas se ponen difíciles debemos lograr recordar el propósito y reencontrarnos con la organización.

 

Me gustaría recomendarle los siguientes consejos para abordar este desafío, la nueva llamada Normalidad.

  • Primero, aceptar la realidad que como generación tenemos que sobrellevar, por tanto, necesitamos accionar nuestro proceso de reinvención.

     

  • Segundo, el foco a la tarea y al proceso siempre han sido importantes sin embargo hoy los líderes deben buscar la reconexión. La Reconexión a seguir más cercanos, tener reuniones uno a uno, es decir no sólo realizar seguimientos, sino para saber cómo están, es importante mantener la interacción laboral pero no debemos olvidar la interacción social, en esta línea deben fomentar las rutinas que tienen con ellos y no abusar del WhatsApp que algunos por tiempo no alcanzan a responder.

    Adicionalmente debemos fomentar el mantenerse sano, el dormir bien, el hacer ejercicio es decir pasar del autocuidado al cuidado colectivo.
  • Tercero, realizar un levantamiento de procesos, analizar qué cosas conviene digitalizar y qué cosas derechamente dejar de hacer, recordar que no todos los procesos necesitan tecnología, pero si la tecnología necesita de los procesos.

     

  • Cuarto, redefinir roles, en este nuevo aire de economía colaborativa nos debemos apoyar y redefinir roles atingentes al desafío sin olvidar que deben ser con sentido de pertenencia y con sentido de función, establecimiento a su vez responsabilidades psicológicas y tecnológicas en esta nueva era.

     

  • Quinto, Co-Creación con sus equipos de trabajo, es decir saber qué es lo que les interesa, los que les preocupa y cómo en esa misma dimensión de pertenencia hacerles ver lo importantes que son.

     

  • Sexto, crear un protocolo para trabajar desde homeoffice, es decir esto es lo que haremos en una reunión (check in – check out) y esto es lo que no haremos, así de esta forma respetar los tiempos de desconexión.

     

  • Séptimo, paciencia, paciencia y más paciencia, ya que no todo se puede responder y no todo se puede resolver como uno quisiera.


La vuelta a la normalidad pareciera ser la esperada salida que todos necesitan pero que nadie quiere aceptar por el riesgo de volver a la interacción.

 

 

 

Escrito por Eric Vargas

Consultor Digital Mandomedio

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