A lo largo de toda la historia universal se ha manifestado el liderazgo femenino a través de múltiples aportes en diversas áreas del conocimiento. El arte, la ciencia, la política, el mundo empresarial y la sociedad en general, han contado con el aporte del singular talento femenino.
A pesar de muchas desigualdades y muy lejos del equilibrio que algún día llegará, la mujer siempre ha hecho valiosos aportes a la sociedad. Los cuales parten de su empatía, de su capacidad para gestionar la complejidad y de su disposición a equilibrar las emociones con las acciones.
Se han podido caracterizar los rasgos fundamentales del liderazgo que ejerce la mujer como promotora de grandes cambios. A continuación, vamos a destacar algunos de los rasgos más característicos:
Los rasgos que sustentan el liderazgo femenino
Desde sus luchas por el derecho al voto y a realizar estudios universitarios, el liderazgo femenino se mantiene en permanente evolución. Sin embargo, sus cimientos fundamentales siempre han permanecido firmes, invitando a la aventura de adentrarse en ellos e intentar describirlos. Vamos a hacerlo:
Modelos de trabajo orientados hacia las personas
La mujer tiende a ser muy sociable, expresiva y cercana. Basa su liderazgo en la comunicación efectiva, la oportuna escucha, la solidaridad y el trabajo conjunto. Sus estrategias pasan por socializar y por valorar los vínculos con su equipo, concediendo espacio a lo emocional como fuente motivadora de acciones concretas.
Cultivo de la cooperación
El liderazgo femenino maneja la cooperación como medio para que su equipo trabaje de manera efectiva. Impulsa decisiones basadas en el consenso para fomentar responsabilidades compartidas. Valora la opinión y contribución individual y es capaz de integrarlas al cauce del objetivo común.
Predisposición al cambio
Las mujeres líderes se mantienen en permanente evolución, son flexibles y no evaden nuevos enfoques, son entusiastas ante los procesos innovadores. Usualmente poseen estilos particulares que revolucionan cuando se trata de optimizar procesos o de recurrir al cambio para reorientar estrategias.
Capacidad de negociación
Otra característica del liderazgo femenino es la destreza para manejar debates y a partir de las diferencias negociar y convenir soluciones consensuadas. También la sutileza para aprovechar las afinidades e intereses comunes para poner a fluir las voluntades hacia puntos de encuentro. Y que nadie se sienta perdedor.
Estos son los aspectos que configuran el liderazgo femenino, los cuales dejan canales abiertos por donde la mujer líder incorpora sus particularidades. Ese impulso que sustenta su actuación al decir o al callar ante los desafíos. El agudo sentido de la oportunidad, la gracia, la humildad y la delicadeza, que también suman.
En este orden de ideas, tiene sentido abordar la importancia que tiene en la sociedad actual, y en el futuro, la participación de la mujer como líder. Para que, en consecuencia, se incrementen los medios para impulsar en los diversos ámbitos donde sus aportes pueden ser significativos.
El liderazgo femenino y su importancia
Ante el excelente desempeño de la mujer al asumir cargos de responsabilidad debería impulsarse el desarrollo de programas que minimicen la desigualdad de oportunidades. Políticas empresariales que obvien la discriminación y den cabida al liderazgo femenino entre los pilares de las culturas organizacionales.
También en el ámbito político es necesario conceder mayores espacios a la mujer para que ocupe puestos de mando. En países donde prevalezca el estado de derecho, su sensibilidad ante el bienestar social potenciará la confianza en las políticas gubernamentales.
Concluimos este texto convencidos. El mundo será mejor cuando se logre equilibrar la presencia del liderazgo masculino y de las lideresas en todos los ámbitos de trabajo.
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